En primer lugar convendría advertir que lo que entendemos por invierno en climatología no coincide del todo con lo que entendemos en astronomía. El invierno climatológico va del 1 de diciembre al 28 de febrero. Todos los datos que voy a enumerar son del Círculo Industrial de Alcoy que, por antigüedad, es el que mejor nos permite comparar. En este periodo irían incluidas las lluvias-nevadas de la noche del 30 de noviembre al 1 de diciembre, unos 30 litros, más los chubascos del resto de diciembre, unos 20 litros más, más los cerca de 20 litros de enero y el solitario litro de febrero. Eso nos daría un total de 71 litros, cuando la media esperada en esos tres meses es de 143 litros, es decir un 50% respecto al periodo de referencia en comparación, el que va de 1961 a 1990 (30 años son los periodos de comparación climática homologados, hay que esperar a 2020 para tener otra comparativa). Si hacemos una "trampa" y aceptamos que el invierno va del 21 de diciembre al 20 de marzo, la precipitación de ese periodo quedaría en 57 litros, algo menos al no entrar lo de principio de diciembre pero sí entrar lo que ha caído en marzo. Por supuesto en otros lugares del Comtat ha llovido algo más pero en cualquier caso estamos en un 50% más o menos de la lluvia esperada, también obtenemos esta cifra si comparamos el periodo septiembre-febrero. Es poca lluvia sí, pero es la situación "menos mala" de toda la Comunidad Valenciana. He encontrado inviernos comparables o peores en el 93/94 (50 litros), 94/95 (20 litros), 99/00 (67 litros)
-¿Cómo puede afectar esta situación a la agricultura de la Montaña de Alicante?
Evidentemente esta situación ha perjudicado a la agricultura, sobre todo a los sembrados herbáceos, que dependen de lluvias más constantes que los árboles, que pueden almacenar más agua de épocas lluviosas. Por ejemplo, los árboles pueden vivir todavía de ciertas rentas de finales de agosto y de las nevadas- lluvias de noviembre y diciembre-, compensando la falta de lluvias de enero y febrero. El problema es la desecación del suelo, sobre todo superficial, difícil de calcular, que ha supuesto el viento que ha reinado durante muchos días, en febrero por ejemplo más del 50 % de los días en mucho caso se han superado los 60 km/hora en la estación climatológica de Gaianes.
La sequía hidrológica está lejos de momento porque hace más de 10 años que no hay un largo periodo de sequía de más de un año pero es evidente que los ciclos secos nos pueden afectar en cualquier momento porque desde el que fue de 1994 a 2000, con un único año bueno en 1997, no hemos tenido ningún periodo largo de sequía, sólo el puntual año malo de 2005, que además seguía a las lluvias extraordinarias de diciembre de 2004.
Fueron beneficiosas por la forma y por el agua acumulada. Es curioso porque un alto porcentaje de las precipitaciones caídas entre septiembre y febrero ha sido en forma de nieve en muchos puntos, gracias a noviembre y diciembre, antes por cierto de que entrara el teórico invierno. Dieron problemas en algunos frutales de hoja caduca que no habían perdido la hoja y sufrieron roturas pero seguro que contando con que no ha habido otra forma de precipitación a la larga también aquí fueron positivas.
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